S Lysithea [Kinkymation]

 

Tocan la puerta de la habitación de Lysithea. Es Byleth que le ha hecho un nuevo postre. Algo que ama la chica y por eso siempre se los prepara. Pero a pesar de que ella demuestra muchos corazones por el gesto, pronto comienza a llorar delante de su esposo. No es que supiera mal, pero hay muchas cosas pasando en la vida de ella.

Por empezar está su marido, y también el bebé que lleva dentro. Cosas que para cualquier chica serían felices, pero para Lysithea no lo es. Ella no piensa que merezca esta vida, tener paz. Ella tiene poca vida en el reloj, y piensa que no la está usando como es debido. El enemigo podría volver y su cabello sigue así después de todo. Cree que todo esto es una ilusión y pronto despertara para descubrir que es una mentira.

Byleth la abraza y le asegura que los Crest no van a regresar y que ella vivirá una larga vida como los demás. Además, formarán una gran familia juntos, porque ella merecer ser muy feliz. Su esposo le recordará todas las veces que sea necesario esto, y por eso Lysithea no puede hacer otra cosa que amarlo.

Lo único que le falta a Lysithea es que él le haga el amor, y esa es una petición que él puede complacer fácilmente. Así que sobre la cama, los dos desnudos, él la masturba para hacer que su panocha se moje. Esto lo hace con un beso de lengua que no es muy romántico, pero es justo lo que la esposa necesita. Tampoco lo es que le ponga su verga en la cara, pero Lysithea lo ha pedido y no puede decirle que no a su amada. La misma que devora su polla y está lista para que le meta su pene en el coño de una buena vez.

Eso la hace sentir muy segura, aunque no quiere decir que lo pida más fuerte, más rápido y más duro. Es hacer el amor, pero con un poco de follar sucio también. Y es que Byleth tiene a Lysithea con sus piernas abiertas y la llena de amor. Amor que también se ve manifestado en cuatro patas mientras la toma por la cintura y entierra su verga bien profundo en ella. Quien le pide que se suba sobre ella para sentir su peso.

Byleth le dice al oído que está tan húmedo que es casi lindo, hace que cogerla sea muy fácil. Y ni hablar de sus nalgas, que son tan acolchadas que lo atraen de vuelta a embestirla contra ella. Unos halagos que no los quiere porque ella sabe que es débil ante esas cosas. Por eso continúa haciéndolo, mencionando que el embarazo solo la hará mejor, y que no puede esperar para cogerla así todos los días. Incluso rellenarla más que antes. Y con eso, se corre dentro haciendo que Lysithea gima de placer.

Ahora ella solo necesita un baño. Pero este monasterio viejo es un poco tenebroso y quiere que él la acompañe. Quizás sea la excusa para tener sexo allí también.

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